Sexualidad

Todas las personas con Síndrome de Down tienen necesidades intimas, y por ello, es importante que sean reconocidas y planeadas en su educación y contextos sociales.

Los niños con Síndrome de Down experimentan  la misma secuencia de cambios físicos y hormonales asociados a la pubertad como otros niños de su edad. Los cambios emocionales característicos de la adolescencia también están presentes en ellos, y pueden ser intensificados por factores sociales.

La menstruación para niñas con síndrome de Down es indiferente a otras compañeras de la población general. Las mujeres con síndrome de Down son fértiles y pueden usar cualquier método anticonceptivo sin riesgo médico adicional. Otra opción es la esterilización quirúrgica cuya disponibilidad para mujeres incapacitadas en su desarrollo mental puede ser controlada por leyes del Estado. Por lo menos la mitad de todas las mujeres con síndrome de Down ovulan y son fértiles, pero entre el 35 y 50% de los niños nacidos de mujeres con síndrome de Down, tienen trisomía 21.

En cambio, la fertilidad en hombres con Síndrome de Down es limitada y aún no se sabe si sus descendientes son más propensos a padecer anomalías. 

Es sumamente recomendable que reciban educación sexual a una edad apropiada y reforzar en ellos comportamientos protectivos desde la niñez. Para ser efectiva, la educación debe ser individualizada y entendible, enfocándose no sólo en los aspectos reproductivos físicos, sino también en los roles sexuales de cada persona en el contexto de toda relación.